El negocio ofrece ravioli que son considerados los mejores de la ciudad. Además, el sushi también es bueno, aunque para gustos personales se prefiere uramaki más pequeños y servidos en dos piezas. Esto permite a los comensales probar diferentes combinaciones sin dificultad.
El comportamiento del personal es inapropiado, ya que se comportan como si estuvieran en su propia casa, con gritos, juegos y bromas. Cuando se les hace notar esto, responden de manera despectiva, como si los demás solo trabajaran un día al año. Esta falta de profesionalismo es vergonzosa y afecta negativamente la experiencia del cliente. Además, la falta de educación del personal supera cualquier experiencia culinaria que se pueda tener en el lugar.